Cada 23 de agosto, la Iglesia Católica celebra a Santa Rosa de Lima, quien es considerada la patrona de Latinoamérica, debido a su país de nacimiento: Perú. Entre sus milagros, se considera la protección de su tierra ante las invasiones extranjeras, el cuidado y la cura de enfermos utilizando la imagen del niño Jesús e, incluso, el diálogo con los animales.
Santa Rosa de Lima nació en abril de 1586, en una familia numerosa. Once años más tarde, recibió el sacramento de la confirmación y obtuvo el nombre Rosa, con el que es conocida; esto fue decidido por su destacada belleza y porque su madre vio que su rostro se convertía en esta flor durante un sueño.
Desde pequeña manifestó su vocación religiosa, inculcada por su madre. Siguiendo el ejemplo de Santa Catalina de Siena, se apartó de lo que conocía para entregarse a la castidad y en 1606 tomó el hábito en la iglesia de Santo Domingo.
Acompañada por su familia, inició tareas para ayudar a otros y se registró como voluntaria para colaborar y asistir a los enfermos.
Sin embargo, la vida de Santa Rosa de Lima tuvo una corta trayectoria: murió a los 31 años, como consecuencia de una aguda hemiplejia, luego de mucho tiempo entregado a la labor religiosa.
